Cómo crear entornos escolares saludables

Los entornos escolares afectan significativamente a la salud, la asistencia, concentración y el rendimiento de los alumnos. Además, un entorno escolar saludable puede reducir los costes energéticos y de mantenimiento, limpiar el aire y mejorar la iluminación de las aulas, al tiempo que disminuye la exposición a sustancias tóxicas.

Los estudiantes son especialmente vulnerables a los efectos sobre la salud de los contaminantes ambientales porque sus sistemas inmunitarios aún no se han desarrollado lo suficiente para defenderse de estas sustancias químicas, lo que los hace más vulnerables que los adultos a los problemas de salud causados por estas exposiciones.

Limpieza

Mantener un entorno escolar limpio y propicio es una de las mejores maneras de proporcionar a los alumnos, profesores y demás una experiencia de aprendizaje óptima. Por el contrario, una escuela sucia o desorganizada puede repercutir negativamente en el rendimiento y la asistencia de los alumnos; además, sirve de caldo de cultivo para microbios causantes de enfermedades.

Una higiene deficiente puede provocar infecciones que podrían ser mortales para el ser humano. También fomenta el aislamiento social y la disminución del bienestar entre amigos y familiares.

La limpieza es una virtud espiritual y física esencial para la salud, el bienestar y la existencia de todos. El Bhagavad Gita describe la limpieza como un atributo de Dios que los individuos deben practicar para obtener su gracia.

En el lugar de trabajo, un entorno limpio ayuda a las personas a concentrarse mejor en sus tareas y a aumentar la productividad. También reduce los niveles de estrés al crear una atmósfera acogedora para el trabajo de los empleados.

La limpieza en el lugar de trabajo ofrece numerosas ventajas, como la mejora de la seguridad y la reducción de la contaminación. Además, tiene beneficios para el medio ambiente, ya que protege los recursos naturales y los ecosistemas de la contaminación.

Otra ventaja significativa de la limpieza son sus efectos positivos sobre la moral de las personas y las relaciones con los demás. Además, actúa como motivador para que se realicen tareas diarias con mayor eficacia.

Los centros escolares deben tomar las medidas necesarias para crear un entorno limpio y propicio, especialmente durante el invierno, cuando enfermedades como los resfriados o la gripe afectan a la asistencia de los alumnos. Por ello, los centros escolares deben poner en marcha un programa de limpieza con productos y técnicas diseñados para proteger la salud de los alumnos, profesores y demás.

Seguridad

Promover un clima escolar saludable y propicio requiere un esfuerzo amplio y coordinado. Esto incluye garantizar que la enseñanza y el aprendizaje no se interrumpan; reducir las interrupciones al mínimo; que los alumnos no estén expuestos a la violencia, las drogas o el acoso; evitar la discriminación; que las expectativas de comportamiento se comuniquen claramente, y las consecuencias de las infracciones se apliquen sistemáticamente.

Los alumnos que se sienten seguros en la escuela están más motivados para aprender. Hay menos riesgo de que se comporten mal o experimenten miedo, lo que les permite centrarse en sus estudios.

Es esencial establecer una atmósfera segura que fomente relaciones positivas entre alumnos, profesores y personal. Esto puede lograrse estableciendo normas claras al principio del curso y respetándolas sistemáticamente durante todo el año escolar. Existen situaciones donde maestros, aprovechan las horas de descanso para relajarse y ver videos de folladas en los baños, a metros de sus alumnos, esto ha creado situaciones sumamente graves en donde los maestros han sido despedidos de sus puestos por tales comportamientos.

Otra forma de garantizar un aula segura es utilizar consecuencias lógicas en lugar de castigos aleatorios. Por ejemplo, si un alumno tira algo al suelo en el aula, en lugar de quitarle minutos del recreo o darle una consecuencia no relacionada, pídale que lo limpie y reflexione sobre cómo prevenir futuros incidentes.

Además de ofrecer un entorno seguro a los alumnos, una clase estimulante les anima a responsabilizarse de su aprendizaje. Esto puede lograrse por diversos medios, como haciendo que los alumnos seleccionen las herramientas y métodos que desean utilizar o insistiendo en que compartan la información con sus compañeros de forma adecuada.

Un aula sana y solidaria puede fomentar el bienestar socioemocional a través de diversas estrategias, como cultivar una atmósfera que valore la empatía en las relaciones y el respeto a la diversidad. Esto puede lograrse formando a todos los miembros del personal y ofreciendo a los alumnos apoyo en materia de salud mental.

Alimentación sana

Las escuelas desempeñan un papel esencial en el fomento de hábitos alimentarios saludables ofreciendo comidas nutritivas a través de los programas federales de nutrición infantil. Estas comidas aportan nutrientes importantes, como calcio y fibra, que pueden ayudar a reducir la obesidad entre los niños.

Aunque las escuelas pueden seguir ofreciendo opciones de alimentos poco saludables fuera de las comidas escolares, a pesar de los recientes cambios en la política nacional para ofrecer alimentos más saludables a través de los almuerzos escolares y las máquinas expendedoras, hay varias estrategias que puede poner en práctica para fomentar opciones más saludables en el entorno escolar.

En primer lugar, aplicar una política de nutrición en toda la escuela que establezca objetivos y metas para comidas más sanas. Esto podría hacerse en colaboración con los administradores, el personal del servicio de comidas, los dietistas, los profesores y los padres; también aumenta la concienciación sobre la importancia de elegir alimentos saludables en un entorno educativo.

En segundo lugar, colaborando con unidades de salud pública de su localidad, identificar y apoyar los recursos necesarios para que su centro escolar sea más saludable. Por ejemplo, pueden ponerle en contacto con agricultores de su comunidad que pueden suministrar productos para las comidas escolares o los programas extraescolares.

En tercer lugar, se podría capacitar al personal de la escuela para que sirva de modelo en la elección de alimentos y bebidas saludables a través de las actividades de clase y el comedor. Por ejemplo, puede ser un modelo positivo para los alumnos, beber agua en sus pupitres y eligiendo fruta fresca en lugar de caramelos o patatas fritas cuando quieran picar algo.

Considere la posibilidad de añadir artículos saludables a las máquinas expendedoras o a los menús a la carta. Esto permitirá a los niños elegir lo que quieran de entre una selección de alimentos a su gusto sin sentirse obligados a gastar dinero extra en opciones «rápidas» que pueden no beneficiarles.

Actividad física

La actividad física es un activo inestimable para promover la salud y el aprendizaje. Ayuda a los alumnos a mantener una buena forma cardiorrespiratoria, a desarrollar huesos y músculos fuertes, a controlar el peso y a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiacas, cáncer y diabetes de tipo 2. Además, alivia la ansiedad y la depresión. Se sabe que también refuerza la autoestima e incluso puede beneficiar a los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad.

Los profesores pueden motivar a los alumnos para que participen en diversas actividades como el baile, los deportes y los juegos. Utilizar estaciones de aprendizaje basadas en el movimiento para la instrucción académica es una forma excelente de incorporar la actividad física a las clases, sobre todo para los alumnos mayores.

El modelo de Salud Escolar Coordinada recomienda integrar en el plan de estudios lecciones de fitness relacionadas con la salud para promover la actividad física y el aprendizaje durante todos los días lectivos. Además, este enfoque crea una cultura escolar positiva, de apoyo en la que se celebran y se construyen comportamientos saludables.

Programas como la Campaña de Escuelas Saludables Fit to Learn ofrecen a los profesores formación sobre la incorporación de la actividad física a las clases. Además, hacen hincapié en la importancia de enviar mensajes coherentes sobre la actividad física y de fomentar hábitos saludables en casa.

Un estudio realizado en Carolina del Sur reveló que los estudiantes expuestos a la intervención LEAP, que implicaba cambios en los programas de instrucción y en el entorno escolar, experimentaron aumentos más significativos en los niveles de actividad física que sus compañeros no tratados.

Muchos estados han puesto en marcha políticas para aumentar la actividad física entre los estudiantes en Estados Unidos. Estas iniciativas incluyen el fomento de los desplazamientos a pie a la escuela, la creación de un entorno seguro para los desplazamientos en bicicleta y autobús, y la construcción de edificios y terrenos escolares más atractivos para la actividad física. Mejorar la calidad y la capacidad de aplicación de estos programas puede garantizar su éxito y sostenibilidad en el tiempo.

Relaciones positivas

Establecer vínculos sólidos entre profesores y alumnos puede fomentar un desarrollo socioemocional positivo. Además, esta relación también tiene ventajas académicas, ya que ayuda a mejorar los resultados de aprendizaje de los alumnos.

Establecer una relación positiva entre profesores y alumnos es esencial para crear un ambiente escolar alentador que fomente el comportamiento positivo y las habilidades sociales. Esto puede implicar mostrar atención, ofrecer apoyo, compartir el poder o ampliar las posibilidades para todos los miembros de la comunidad del aula.

La educación puede ser sólida cuando los educadores respetan a los alumnos y modelan comportamientos positivos. Demostrar respeto incluye saludar a los alumnos por su nombre, reconocer sus esfuerzos e intereses y entablar conversaciones con ellos sobre el aprendizaje u otros temas.

Según estudios, los investigadores sugieren tener cinco veces más interacciones positivas con cada alumno que negativas. Por ejemplo, presentando a los nuevos alumnos a sus compañeros o felicitándoles por sus buenos resultados en un proyecto o tarea.

Además de estos comportamientos, los educadores pueden enseñar competencias de aprendizaje socioemocional que fomenten la resiliencia y el sentido de pertenencia de los alumnos. Esto podría incluir enseñarles estrategias de autogestión, como responder positivamente a los comentarios y ayudarles a superar sus emociones.

Otro factor esencial en la creación de relaciones positivas con los alumnos es la coherencia: no favorecer a determinados alumnos ni utilizar conductas correctivas de forma diferente a los demás. Al mantener las expectativas exactas para todos los estudiantes, los profesores pueden fomentar una atmósfera en la que todos puedan aprender y prosperar.

Establecer una relación positiva entre el profesor y el alumno es esencial para crear un ambiente escolar alentador que apoye el comportamiento positivo y las habilidades sociales.

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